La lección de Warren Buffett que Colombia ignora: invertir en los que invierten
Invertir en los que invierten: la lección de Warren Buffett que Colombia aún no comprende

Invertir en los que invierten: la lección de Warren Buffett que Colombia aún no comprende

entreprenuers

Los colombianos en el exterior crean valor real cada día. Esta es la lección que Warren Buffett le daría a Colombia.


“Desde Omaha hasta Wall Street, Warren Buffett transformó la paciencia en una filosofía económica: invertir en lo que tiene valor real. Esa misma lógica guía a miles de colombianos en el exterior, que construyen riqueza y reputación sin que su país los reconozca como los verdaderos inversionistas de la nación.”

Warren Buffett y el valor de la inversión paciente

Cuando escuchamos el nombre Warren Buffett, solemos pensar en millones, en inversiones y en Wall Street. Pero antes de ser ese símbolo del éxito, Buffett fue un niño de Omaha, una ciudad tranquila del medio oeste estadounidense, que vendía chicles y botellas de Coca-Cola puerta a puerta.

Tenía apenas seis años, pero ya estaba aprendiendo la primera lección del dinero: que la constancia vale más que la suerte (CNBC Make It, 2023).

Esa curiosidad por entender cómo se multiplica el esfuerzo lo llevó a estudiar economía y a dirigir Berkshire Hathaway, uno de los conglomerados más grandes del planeta.

Desde Omaha hasta Nueva York, Buffett levantó su fortuna sobre una idea simple pero poderosa: invertir en lo que tiene valor real.

Su método, el famoso value investing, inspirado en el economista Benjamin Graham, defiende que “la verdadera riqueza proviene de adquirir activos cuyo valor real supera su precio de mercado” (Security Analysis, 1934). Y como él mismo dice: “El tiempo es amigo de los buenos negocios y enemigo de los mediocres.” (The Essays of Warren Buffett, 2015).

No es solo una estrategia financiera, es casi una filosofía de vida: apostar por lo que crece a largo plazo, no por lo que brilla un instante.

Buffett repite con ironía y sabiduría que “el mejor activo que puedes tener eres tú mismo”, recordándonos que la inversión más rentable no se mide en cifras, sino en reputación, aprendizaje y disciplina.

Su pensamiento contrasta con la cultura del corto plazo que domina buena parte de América Latina. En países como el nuestro, los gobiernos cambian cada cuatro años, y con ellos cambian los planes, los discursos, los compromisos.

Buffett, en cambio, construyó su legado sobre la paciencia y la visión a largo plazo. Y esa misma lógica —sin haber leído a Buffett, sin asesores ni consultores— es la que practican miles de colombianos que viven y emprenden fuera del país.

Panaderos en Madrid, dueños de tiendas en Nueva York o familias que abren pequeños restaurantes en Brasil: todos apuestan por lo que conocen, reinvierten en sus comunidades y trabajan cada día cuidando el bien más valioso: la confianza.

Según el Banco de la República de Colombia (2024), los colombianos en el exterior enviaron más de 10 000 millones de dólares en 2023, casi el 2,8 % del PIB nacional.Sin embargo, el Estado los trata como simples usuarios de trámites consulares, no como aliados estratégicos de la economía nacional.

Mientras se celebran los grandes inversionistas extranjeros, se ignora a los compatriotas que, sin reflectores, sostienen buena parte del país desde el exterior.

Si Buffett viviera en Colombia, probablemente diría que estamos dejando perder nuestro activo más valioso: la gente que no se rinde ni siquiera fuera de casa.

La conexión que pocos ven

Ilustración con gráfica ascendente, bolsa de dinero y flecha roja que representa la idea de invertir en lo que tiene valor según la filosofía de Warren Buffett.

La historia de Buffett enseña que el valor no está en la cantidad, sino en la permanencia. Y en ese sentido, los colombianos en el exterior aplican, sin saberlo, las mismas reglas del inversionista más famoso del mundo.

Cada negocio abierto por un compatriota fuera del país es una microinversión con doble impacto: mejora la vida en la ciudad donde vive y fortalece el vínculo económico con Colombia.Las cifras oficiales de remesas muestran la magnitud del aporte, pero no cuentan la historia completa. Detrás de cada transferencia hay madrugadas, renuncias y una apuesta silenciosa por seguir creyendo en el país.

El economista Gary Becker, en su libro Human Capital (University of Chicago Press, 1993), escribió que

“Las habilidades, la información, el conocimiento y la salud de los individuos son una forma de capital” y que “las inversiones en formación, educación y atención médica son las más relevantes para el capital humano” (pp. 9–11).

Si aplicamos esa idea, nuestros migrantes están invirtiendo todos los días en capital humano: aprenden idiomas, entienden nuevos sistemas, se adaptan, enseñan a sus hijos a moverse entre dos culturas. Pero ese aprendizaje raras veces se aprovecha en Colombia.

La llamada fuga de cerebros no es solo la pérdida de profesionales: es la pérdida del aprendizaje colectivo, de miles de experiencias que podrían convertirse en conocimiento compartido si el país tuviera políticas reales de conexión con su diáspora.

El sociólogo Pierre Bourdieu, en The Forms of Capital (Greenwood Press, 1986), lo dijo con claridad:

“El capital social es la suma de los recursos que ya existen o pueden existir y que están relacionados con tener una red duradera de relaciones institucionalizadas, en mayor o menor medida, de mutua familiaridad y reconocimiento” (p. 248).

Y eso es exactamente lo que hacen los colombianos fuera del país: crear redes de apoyo, confianza y reconocimiento mutuo.

Un amigo que recomienda a otro, una paisana que ayuda con papeles, un grupo que se junta para enviar productos de Colombia: eso también es inversión. Becker y Bourdieu lo explicaron en términos académicos, pero la comunidad lo vive en carne propia.

Un activo moral y económico

Ilustración de un emprendedor colombiano frente a su tienda con la bandera de Colombia y el mensaje “Invertir en los que invierten”, invitando a apoyar a compatriotas que emprenden en el exterior.

El periodista financiero Andrew Ross Sorkin escribió que Buffett “ve en la reputación una forma de capital tan valiosa como el dinero” (The New York Times DealBook, 2019). Y es cierto: lo que más valor tiene no se compra, se construye. Cuando un colombiano en el exterior cumple su palabra, entrega a tiempo o atiende con una sonrisa, está creando reputación, confianza, marca país.

No hablamos de cifras abstractas, sino de rostros y nombres. De la panadera que emplea a otros migrantes, del conductor que envía parte de su sueldo a sus padres, del joven que monta una barbería y luego enseña a otros. Esas historias son el value investing colombiano: invertir en la gente y en su esfuerzo diario.

Otros países ya entendieron esto.

México tuvo durante años el Programa 3×1 para Migrantes, que triplicaba los aportes de las comunidades en el exterior con fondos del Estado.

Filipinas, con la Overseas Workers Welfare Administration (OWWA), ofrece créditos, becas y programas de reintegración reconocidos por el Banco Mundial por “transformar remesas en inversión productiva.”

No son actos de caridad, son políticas inteligentes que entienden que el talento migrante es capital estratégico.

Colombia podría hacer lo mismo, pero necesita visión y voluntad.

No basta con agradecer las remesas cada diciembre: hay que crear caminos para que ese dinero y ese conocimiento se reinviertan en el país.

La enseñanza más poderosa de Buffett

Buffett repite: “El mejor activo que puedes tener eres tú mismo.” Y esa es quizás la frase más cercana a lo que viven los colombianos en el exterior. No necesitan discursos, necesitan herramientas: educación, crédito, acompañamiento.Si Colombia aplicará las lecciones de Buffett, podría crear un Fondo de Emprendimiento Global Colombiano, financiado con una mínima fracción de las remesas y con aportes voluntarios de los propios migrantes.

Un fondo así serviría para:

  • apoyar a quienes quieran exportar productos o abrir franquicias en el país;
  • financiar formación empresarial y digital en los consulados;
  • ofrecer microcréditos en dólares o euros con tasas justas.

No es un gasto: es una inversión en quienes ya demostraron su capacidad de generar valor.Así como Buffett reinvierte en empresas que conoce, Colombia debería reinvertir en la gente que mejor la representa: sus ciudadanos que triunfan lejos, pero no olvidan su raíz.

Quizá ha llegado el momento de entender que el value investing moderno no consiste en comprar acciones de compañías, sino en invertir en las acciones humanas que sostienen la economía real.

Invertir en los que invierten

Ilustración de la diáspora colombiana representada alrededor del mapa de Colombia, con emprendedores, remesas, pequeños negocios y la bandera nacional, simbolizando el impacto económico de los colombianos en el exterior.

El país no puede seguir ignorando a quienes invierten en su nombre desde el exterior. Apoyar a los comerciantes y emprendedores colombianos fuera del territorio no es un gesto simbólico: es una decisión económica y moral. Los consulados deberían ser centros de oportunidades, no ventanillas donde el tiempo se detiene.

Buffett enseñó que el éxito llega a quienes entienden el valor antes que el precio. Nuestros compatriotas en el exterior lo demuestran cada día: crean valor, sostienen empleos y mantienen viva la confianza en Colombia. Esa es la verdadera inversión nacional, aunque pocos la reconozcan.

La riqueza de un país no está en sus reservas, sino en la fe de su gente. Y esa fe, esa constancia y esa paciencia, la encarnan millones de colombianos que decidieron quedarse —o irse— sin dejar de creer.

Un llamado a la acción 

Si conoces a un colombiano que está emprendiendo lejos de casa, compártelo, cuéntalo, apóyalo. Hablemos más de ellos, exijamos políticas reales y recordemos que invertir en los que invierten es invertir en el futuro de todos.

Preguntas frecuentes

¿Por qué Warren Buffett es relevante para entender la economía de los colombianos en el exterior?

Porque su filosofía del value investing encaja con la experiencia migrante: crear valor real, construir reputación y sostener negocios con paciencia, tal como lo hacen miles de colombianos en el exterior.

¿Cómo aportan los colombianos en el exterior a la economía nacional?
  • Envían remesas que superan los USD 10.000 millones al año.
  • Generan capital humano: idiomas, habilidades, experiencia.
  • Mejoran la imagen de Colombia con su trabajo diario.
  • Tejen redes de comercio e inversión transnacional.
¿Colombia tiene políticas claras para aprovechar ese talento?

Hoy no existe una política integral. Hay trámites y programas dispersos, pero no un modelo que convierta talento migrante y remesas en inversión productiva de manera sistemática.

¿Qué acciones podrían fortalecer el vínculo con la diáspora?
  • Crear microcréditos en divisas con tasas justas.
  • Transformar consulados en centros de emprendimiento.
  • Facilitar exportaciones desde los negocios en el exterior.
  • Impulsar programas de retorno productivo y conexión empresarial.
¿Qué puede aplicar un comerciante colombiano de la filosofía de Buffett?

Invertir en lo que conoce, pensar en el largo plazo y reinvertir en sí mismo: formación, marca, redes. La diáspora ya practica estos principios a diario, aunque nadie se los haya explicado como teoría.



Preguntas frecuentes

¿Por qué Warren Buffett es relevante para entender la economía de los colombianos en el exterior?

Porque su filosofía del value investing encaja con la experiencia migrante: crear valor real, construir reputación y sostener negocios con paciencia, tal como lo hacen miles de colombianos en el exterior.

¿Cómo aportan los colombianos en el exterior a la economía nacional?
¿Colombia tiene políticas claras para aprovechar ese talento?

Hoy no existe una política integral. Hay trámites y programas dispersos, pero no un modelo que convierta talento migrante y remesas en inversión productiva de manera sistemática.

¿Qué acciones podrían fortalecer el vínculo con la diáspora?
¿Qué puede aplicar un comerciante colombiano de la filosofía de Buffett?

Invertir en lo que conoce, pensar en el largo plazo y reinvertir en sí mismo: formación, marca, redes. La diáspora ya practica estos principios a diario, aunque nadie se los haya explicado como teoría.


Comparte tu historia

La diáspora colombiana no solo envía dinero: envía confianza, reputación y futuro. Si este artículo resonó contigo, comparte tu experiencia y contribuye a esta conversación global.

Únete a Entrepreneurs Tip para recibir análisis, guías y contenido diseñado para colombianos en el exterior.

Suscribirme ahora